Apuntes sobre Carta Ciana 2. ¿Qué pasa en el barrio?

Revelar, del latín revelare, no es otra cosa que mostrar. En ocasiones un sólo haz de luz consigue filtrarse entre las costuras permitiendo ver lo que antes permanecía oculto. En la sociedad de la imagen, donde todo se encuentra ya procesado y proyectado, queda poco margen para salir y ver.

Esa inquietud nos llevó a plantear Carta Ciana; un intento de desplazarnos de los relatos instituidos sobre el barrio San Francisco de Bilbao. La idea era curiosear y averiguar qué pasa en el barrio, para después plasmarlo en un juego entre la fotografía y la palabra. La llegada del verano y la vuelta a las calles permitió volver a vagar por ellas, reencontrar a nuestra vecinas y charlar en un intento de librarnos de las palabras que encubren para sustituirlas por otras nacidas en el barrio que ayuden a entender.

El barrio San Francisco no es el único que tiene problemas, pero sí es donde más se enuncian. Quizás la combinación de su innegable centralidad geográfica y su condición periférica en el orden social, lo han convertido en el centro de innumerables autos de fe. Sus habitantes deben expiar sus pecados. Al no existir el perdón en el orden liberal, el destino que les tiene reservado es la expulsión.

Ruidoso, movido, abigarrado… Y para el poder, sobre todo, ilegible. Admitir que suceden muchas cosas y que buena parte de ellas “no están buenas”, sigue sin ser suficiente. ¿Qué cosas pasan? ¿Quienes las protagonizan? Esas eran algunas de las preguntas que nos animaron a poner esta investigación delirante en marcha. Haciendo esas preguntas, observando como vecinas que somos y, sobre todo, huyendo de lugares comunes.

Con esas pregunta como disparador decidimos intentar plasmar negativos azules de pequeñas cotidianidades del barrio, que no son nombradas fuera de él. Los pibes silvestres1 que están en la esquina (y que últimamente no están tanto), las madres de otros pibes que van a la escuela, la economía barroca, los vecinos militantes, el disciplinamiento policial, los vecinos de la “otra asociación vecinal”, el trapicheo… Queríamos salir y mirar. Y jugar a nombrar las formas que solo existen aquí. He aquí un pequeño avance de lo que hemos visto y oído.

  • Los pibes silvestres: En las esquinas del barrio, como dibujados, se sostienen doblando la rodilla los pibes silvestres. La única certeza respecto a ellos es que no tienen otro sitio al que ir. Cargar el móvil y navegar un rato en el centro cívico, subir o bajar a por un almuerzo tempranero, y cuando llega la noche buscar donde dormir. El resto de las horas del día son horas de esquina y cigarrito, en el mejor de los casos. Tantas horas tiene el día como problemas le caben.
  • La remesita: Los últimos días del mes son más movidos de lo normal en ciertos locales del barrio. Cartelones de ”Money Exchange” y “Western Union” sobresalen por encima del otro par de docenas de adhesivos que cubren las puertas del local. Esos días de mes se ven largas colas de mujeres con la retribución por su trabajo ya cobrada, esperando para depositar unos euros, que serán dólares, que serán sustento para familias enteras.
  • O mundo todo: Una famosa canción de Caetano Veloso habla de la metrópolis más grande de Sudamérica como el “mundo todo”. San Francisco, huelga decirlo, no es la capital paulista, pero en unos pocos metros, por sus aceras puedes conseguir yerba mate paraguaya, salsa picante indonesia y crema de cacahuete senegalesa. Sus escasos 400 metros son como la cara B de la globalización silenciosa y aparentemente ordenada de las compras en “Amazon” o “Aliexpress”.
  • Economía barroca2. San Francisco es un ir y venir de gentes. Calle de paso, barrio de paso y en definitiva, puramente urbano. La economía barroca es el ensamblaje que permite articular, mezclandolas, lógicas a priori muy dispares entre sí. Lo barroco -citando aquí a Bolivar Echeverría en Verónica Gago- como arte de la resistencia migrante. Lo barroco como conjunto de modos entreverados de hacer, pensar, percibir, pelear y colaborar. Es esta disposición la que permite a les recién llegades vincularse con alguna forma de progreso. Trabajar en el barrio como forma de salir de él.
  • Disciplinamiento a cielo abierto. Como en la periferia bonaerense, la policía cumple un papel fundamental en el barrio. Su presencia es notoria y notable. De vez en cuanto se acciona, bien sea por iniciativa propia, bien por algún desborde barrial. Ahí empiezan los registros, los portales abiertos y las preguntas. A pesar de ser poco queridos en el barrio, lo son lo suficiente para estar siempre ahí.
  • La barbería. El resurgir de las barberías empezó en estas calles. Estos establecimientos que tanto han proliferado en los últimos años, son un ámbito de socialización particular. Nos ha llamado la atención y queremos saber más. ¿De qué se habla en las barberías de Sanfran?
  • Miribilla es ese vecino incómodo que te cruzas en la escalera y apenas te saluda. Lefebvre decía que tras el espacio urbano maquetado -y eventualmente edificado como en el caso del barrio vecino- no hay otra cosa que ideología, en el sentido marxista clásico. Es decir, un fantasma que fetichiza el orden de las cosas, impidiendo su transformación futura. Miribilla representa el despliegue de la clase media sobre el irreductible y caótico barrio San Francisco. Un territorio claro, homogéneo, seguro y obediente.

  1. El colectivo juguetes perdidos, impartía talleres a jóvenes de barrios periféricos del conurbano bonaerense. En los últimos años de los gobiernos progresistas en la región, eran recurrentes los casos de homicidios de menores a manos de las fuerzas de seguridad del Estado. El fenómeno fue bautizado como “gatillo fácil” y “los pibes” se convirtieron en en protagonistas involuntarios de multitud de discursos y discusión pública.
  2. La categoría de “economía barroca” es una de los conceptos centrales del libro de Verónica Gago “La Razón Neoliberal”

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