Segunda carta de la residencia: Un relato colectivo

Uharte, 11 de diciembre de 2019

Gente querida,

Han pasado ya muchos días desde la última carta que enviamos y hemos de deciros que tenemos nuevos y asombrosos descubrimientos sobre este lugar tan extraño y sus habitantes. Regresamos de una nueva experiencia en Wikitoki y podemos afirmar que en esta ocasión el viaje fue más intenso aún que el anterior.

En total hemos pasado tres apasionantes días allí y la mayor parte del tiempo estuvimos cobijadas durante horas en la sala Hor aretoa, en la que muchas de estas extrañas criaturas tuvieron la generosidad de contarnos sus costumbres con todo lujo de detalles. Para nosotras esa sala siempre será la pecera de las palabras.

El primer día tuvimos interesantes conversaciones personales con varias de las wikitokers en las que les preguntamos multitud de cosas para entenderlas mejor. A cada una le pedimos que nos contara su historia y qué le trajo a este lugar. ¿Cómo vive lo común? ¿Cómo valora los roles que desempeña? ¿Cómo ve la toma de decisiones? ¿Cómo gestiona el tiempo dedicado? ¿Cómo son sus vínculos personales? ¿Cómo afecta Wikitoki a su vida? ¿Qué herramientas y habilidades desarrolla en esta comunidad? ¿Qué aprendizajes recoge en su experiencia? ¿Cómo se proyecta? Nuestras cabezas se iban llenando de imágenes, palabras y emociones con cada una de las diez extrañas criaturas con las que conversamos.

Ese día degustamos una sabrosa comida en Sarean, que es un lugar al que las wikitokers suelen enviar a dos criaturas a las que llaman embajadoras, que por lo que hemos entendido van a explorar otros proyectos cercanos para acompañarles y colaborar en lo que haga falta. Allí compartimos palabras y alimentos con quien fuese nuestro primer contacto con esta comunidad tan sorprendente.

Tras otro rato más en la pecera de las palabras, tan cansadas nos debíamos ver que la host hizo honor a su nombre y nos llevó a su casa para descansar, por lo que le estaremos siempre agradecidas.

A la mañana siguiente nos invitaron a un curioso ritual colectivo que llamaban Auzolan. Según dijeron llevaban once meses construyendo y experimentando una estructura y una nueva manera de funcionar y querían compartir cómo se sentía cada una de ellas con esto que llaman wikikrazia. Algo que llamó mucho nuestra atención es que tenían una pared magnética en la que no solo colocaban y movían fotos de cada una de las wikitokers, sino que también dibujaban y borraban con facilidad lo que para nosotras resultaban misteriosos símbolos.

En esta ocasión hemos aprendido que para las wikitokers no solo las palabras son importantes, también lo son las metáforas. Por ejemplo, en este ritual usaron algo que denominaban semáforo y que tenía un polo negativo y otro positivo. Pretendían representar así con sus propios cuerpos la energía sentida en cada momento. Una de las criaturas, que se presentó como facilitadora en prácticas (al parecer eso significa que no tiene experiencia y que las demás le pueden evaluar; por cierto, a nosotras nos pareció que lo hizo impecable), lanzaba preguntas y era todo un espectáculo observar como se iban moviendo de un lugar al otro, a veces juntas, a veces por separado. ¿Cómo te sientes en la wikikrazia? ¿Crees que la nueva estructura de círculos facilita la organización interna de Wikitoki? ¿Crees que la nueva estructura es más eficiente en la toma de decisiones? ¿Crees que favorece distribuir el poder y las responsabilidades? ¿Cómo me siento en la posición que estoy desempeñando? ¿Somos más eficientes en la gestión del tiempo? ¿Dedicamos más o menos que antes? ¿Sacamos colectivamente más trabajo adelante que antes?

Se movían y hablaban mientras una de ellas observaba y escribía. Así fueron avanzando y al final conseguimos entenderlo mejor cuando una de estas extrañas criaturas nos enseñó un puerro y nos lo explicó de esta sabrosa manera: todo aquello era como ese puerro, con su parte amarga (como el tiempo o la sobrecarga de tareas) y su parte dulce (como la mayor congruencia en hacia dónde van y que el poder está más distribuido) y que lo bonito era poder disfrutar del puerro entero.

También pudimos comprobar asombradas que comían unas tabletas de chocolate con saltamontes (chapulines, dijeron) y no hemos conseguido averiguar todavía si esto formaba parte del ritual. Ciertamente, la relación que tienen con la comida estas extrañas criaturas nos resulta de lo más peculiar.

Para terminar, llenaron la pared de papelitos de colores llenos de propuestas, porque aunque sienten que todo progresa adecuadamente, las wikitokers saben que siempre hay cosas que necesitan mejorar. Concluyeron el ritual tirándose al suelo, las cabezas de unas sobre las panzas de otras, aullando y forzando la risa hasta la carcajada.

Ese día, la comida compartida en Wikitoki estuvo de lo más concurrida y conversamos sobre eso que llaman facilitación de grupos y privilegios, pero nosotras no pudimos demorarnos en la sobremesa ya que otra criatura nos iba a regalar sus palabras en la pecera.

A pesar de entender mucho mejor este nuevo mundo y a sus habitantes, todavía quisimos profundizar un poco más en dos aspectos que nos parecían fundamentales en esta comunidad. Así que el último día, por la mañana, cogimos a algunas de estas extrañas criaturas al azar y las metimos dentro de la pecera de las palabras para que hablaran entre ellas. Les planteamos el tema del poder. ¿Qué se entiende por poder en Wikitoki? ¿Cómo influyen los ejes de poder (sexo-género, edad, racialización, estudios…) dentro de Wikitoki? En cuanto a lo que contaron que da poder en Wikitoki (información, pertenencia, antigüedad, participación), les preguntamos ¿qué se hace con él, qué conflictos/asimetrías provoca, ¿cómo se regula, qué potencias tiene, qué debilidades genera? ¿Qué filosofía hay detrás de la distribución del poder, por qué distribuirlo?

Les soltamos justo antes de compartir una última comida que fue también muy reveladora. Supimos que el edificio en el que nos encontrábamos había sido un antiguo dispensario de medicinas para enfermedades de transmisión sexual y nos contaron muchas anécdotas e historias del barrio de lo más entretenidas.

Ya por la tarde, después de comer, atrapamos a otras de estas criaturas y les preguntamos por eso que se nombra como “la vida en el centro”. Hablaron de tiempo, cuidados y dinero. De autoexplotación y productivismo, de decrecimiento y economía feminista. De lo complicado de cumplir lo que a veces se queda en un slogan. También de las pequeñas acciones y experimentos que van probando y de la necesidad de tener una posición colectiva.

Nuevamente, ha sido una enriquecedora experiencia, no cabe duda. Hemos entendido mucho mejor qué es este extraño lugar, quiénes son sus criaturas y también qué es eso que llaman wikikrazia. Ahora nos toca volver al hogar y dedicarnos a escribir esta bonita historia.

Os quieren,

Laura y Guille

Postdata: Durante el viaje de regreso, agotadas después de tantos descubrimientos, nos dormimos y tuvimos un sueño compartido de lo más desconcertante: nos encontrábamos en una barca en medio de un océano, rodeadas de otras barcas de diferentes tamaños, todas unidas por un hilo y encaminadas en la misma dirección. Navegando por ese inmenso océano de oscuridad e incertidumbre nos encaminamos hacia una isla de luz y esperanza. En sus orillas observamos todo un ecosistema de peces variados y raros. No era una isla desierta, al contrario, estaba repleta de árboles: árboles torcidos con formas tortuosas pero llenos de brotes nuevos, árboles de kiwi rodeados de tutores que les impedían caerse, árboles atados con cuerdas en donde no se sabía muy bien quién sujetaba a quién. La isla también estaba llena de carteles que indicaban diferentes caminos: aprender aprehendiendo, un pesimista esperanzado, un agujero de gusano, 3.0, un gran descubrimiento, encuentros en la tercera fase, en otra dimensión, el torbellino del mago de Oz, Alicia a través del espejo, la octava familia y un cruce entre un clúster y un gaztetxe. No sabíamos qué camino tomar, ni qué significaban todas esas palabras, pero a lo lejos divisamos una especie de ensamblaje y nos acercamos con curiosidad. Ese objeto no identificado ni identificable estaba hecho de cosas variadas unidas por un lubricante en cuya etiqueta se leía “prácticas colaborativas” y emitía una radiación deslumbrante. Embaucadas por esa radiación, de pronto un cautivador sonido nos despertó. Era una canción que decía algo así como “nada de esto fue un error…”

#Wikiriki Carta 2: Residencia «Un relato colectivo»

Un relato colectivo es una propuesta de acompañar a la comunidad de Wikitoki, a través de los fundamentos de la práctica narrativa, en la creación de un relato de literatura de no ficción que describa cómo es su cultura afectiva y organizacional, en base a los saberes locales y a sus propias habilidades.

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